Las personas que tienen problemas personales, pero no suelen hablar de ellos, tienen más probabilidades de enfermar. Aunque es lo aconsejable, en ocasiones es complicado compartir nuestras emociones con los demás. Por ello, la técnica de la escritura como terapia resulta una alternativa eficaz.
La escritura puede servirnos para poder «sacar fuera» y gestionar las emociones negativas que tenemos dentro.
Escribir te puede ayudar a comprender tus problemas, de hecho, las personas que reprimen sus problemas, van un 40% más al médico, al contrario que las personas que expresan y comparten sus problemas.
Además, escribir amplía la actividad neuronal de nuestro cerebro, ya que a través de la escritura se regulan los procesos mentales y, además, aumenta nuestra creatividad.
Únicamente necesitarás papel, lápiz y dejar fluir tus pensamientos y emociones. Ello, además de ayudarte a liberar tensiones y expresar tus emociones en solitario, te ayudará a conocerte mejor, y a tener un control cronológico sobre tu estado de ánimo, de forma que podrás saber qué factores pueden desestabilizarte, y cada cuánto sientes la molestia de los pensamientos intrusivos.
Este ejercicio es idóneo para trabajar también la introspección, esto es, la observación que hacemos de nuestra propia conciencia o de nuestros estados de ánimo para poder reflexionar sobre ellos. De esta forma también adquiriremos más consciencia y responsabilidad sobre nuestros problemas en la vida cotidiana.
La conciencia del paciente es un factor muy importante en la terapia dado el papel que ésta tiene para ayudarnos a llevar una vida más feliz y plena.