La evitación patológica de la demanda es un fenómeno psicológico que se caracteriza por una tendencia a evitar situaciones, tareas, responsabilidades o incluso situaciones que se perciben como abrumadoras o estresantes, y nos generan miedo o ansiedad. Esta evitación no se trata simplemente de procrastinación, va más allá, es un patrón de comportamiento más profundo que puede afectar nuestras vidas gravemente y derivar en graves problemas tanto a nivel personal como profesional.
Ésta puede manifestarse en muchas formas, como dejar de lado tareas cotidianas o laborales, no asistir a compromisos sociales o incluso posponer decisiones importantes de nuestra vida. Este tipo de evitación no hace referencia solo a la falta de acción, sino también a una respuesta emocional muy grande de ansiedad y miedo ante la mera idea de tener que enfrentar esas situaciones o demandas. De hecho, lo que para personas con evitación patológica se percibe como amenazante, para muchas personas no supone ningún problema.
Ejemplos de cómo se manifiesta la Evitación Patológica
Por ejemplo, en el ámbito del trabajo, un empleado tiene que asistir a una reunión importante, pero por miedo a expresar sus opiniones y que no sean bien vistas, no las apoyen o no estén de acuerdo con su visión, evita el malestar de ser confrontado y no asiste a la reunión.
Con respecto al ámbito social, una persona que es invitada a una fiesta, pero por miedo a que la juzguen por su apariencia o a sentirse incómoda y observada por no encajar en el entorno, decide cancelar el plan a última hora. Esto puede hacerle sentir alivio, pero también culpabilidad.
Por otro lado, en referencia a la toma de decisiones, por ejemplo, una persona que no se decide a tomar el paso y cambiar de trabajo, a pesar de sentirse insatisfecho, por miedo a lo desconocido. O no tomar un camino que parece prometedor por miedo al cambio y a la posibilidad de que las cosas no salgan como se espera, lo que les mantiene atados.
Características de la Evitación Patológica
La evasión patológica a la demanda se manifiesta en una serie de comportamientos que limitan la capacidad de las personas para manejar situaciones cotidianas.
- Evitar responsabilidades: Normalmente, los individuos con evitación patológica rehúyen de los compromisos y las obligaciones del día a día, ya sean laborales, académicas o personales, que consideran incómodas o difíciles. Si se evitan las tareas sociales o no se cumplen los plazos de trabajo, es posible que los problemas y las tensiones se acumulen.
- Miedo intenso: El comportamiento de evitación suele estar acompañado de un miedo intenso a la mera idea de enfrentar situaciones o tareas percibidas como amenazantes. Estos sienten una ansiedad muy fuerte ante la posibilidad de fracasar, ser juzgados o no cumplir con las expectativas. Este temor llega a ser tan intenso que impide que la persona se ponga en acción y se sientan paralizados.
- Procrastinación crónica: Esto ocurre cuando la procrastinación ocasional se convierte en un patrón de acción habitual. postergando de manera frecuente e indefinida tareas importantes ante las cuales se sienten incómodos o atemorizados. lo cual desemboca en un cúmulo de tareas y un aumento del estrés.
- Dificultad para tomar decisiones: La incapacidad para tomar decisiones es un aspecto también muy característico. Estas personas se sienten paralizadas ante la acción de tener que elegir entre varias opciones o de tomar una decisión importante. Lo que puede tener efectos a corto y largo plazo, impidiendo que avancen o progresen a nivel personal, profesional.
- Autojustificación: Ponerse excusas a uno mismo por su comportamiento, tanto para sentirse menos mal por lo que han hecho, como para justificar el continuar evitando. Esto les hace sentir más calmados, es decir, calmar su ansiedad y malestar por estar evitando, pero los beneficios son a muy corto plazo, ya que esta autojustificación refuerza su comportamiento evitativo.
- Aislamiento social: Eludir puede incluir las relaciones sociales, en las que la gente elige rechazar invitaciones y planes, y reducir el contacto con los demás para evitar ser observados, criticados o sentirse incómodos. Suspender los planes para evitar estas situaciones genera una sensación de tranquilidad inmediata, pero breve, porque la culpa aparece pronto. Asimismo, la persistencia de esta situación tiene consecuencias a largo plazo. Se observa un aislamiento cada vez mayor que impacta sus relaciones y su bienestar emocional.
- Culpa y Frustración: Como ya se ha mencionado antes, las personas que evitan experimentar un fuerte sentimiento de culpa y de frustración ante la incapacidad de afrontar dichas situaciones. Son conscientes de que deben actuar, pero la ansiedad se los impide. De este modo, intentan sobreponerse a la ansiedad sin lograrlo, lo cual les causa un mayor malestar.
- Reacciones físicas: Las personas que sufren ansiedad vinculada con la evitación patológica pueden también mostrarla físicamente. Pueden experimentar síntomas físicos como sudoración, palpitaciones, tensión muscular, y dolores gastrointestinales al enfrentarse a dichas situaciones que perciben como amenazantes. Estas reacciones físicas tan desagradables se convierten en un incentivo y motivo más para continuar evitando.
Causas por las que se da la Evitación Patológica de la Demanda:
La conducta de evitar la demanda de manera patológica es compleja y puede surgir por diversos motivos relacionados con aspectos sociales, emocionales y cognitivos. En seguida se analizan algunas de las razones fundamentales que ayudan a su aparición:
- Miedo al fracaso: Las personas tienen miedo de no cumplir con las expectativas, sean propias o de otros, y también de fracasar en la realización de una tarea. Tienen miedo de fallar y ser juzgados o criticados, ya sea a nivel personal, académico o profesional. En pocas palabras, prefieren no intentarlo antes que arriesgar y fallar.
- Perfeccionismo excesivo: Aquellos que tienen estándares extremadamente altos tienden a postergar o evitar tareas por miedo a no alcanzar el nivel de perfección que quieren y necesitan. Así, la búsqueda de lo perfecto puede bloquear el avance, ya que la persona siempre encuentra motivos para no sentirse del todo satisfecha con lo que hace.
- Ansiedad y Estrés crónico: Aquellas personas que sufren trastornos de la ansiedad, como la ansiedad generalizada, pueden predecir y anticipar cuándo enfrentarse a ciertas demandas les va a provocar estos sentimientos de malestar y estrés. Por ello, evitan esas situación para reducir temporalmente su angustia. Sin embargo, el alivio es temporal y la conducta de evasión incrementa la ansiedad a largo plazo.
- Experiencias negativas anteriores: Las experiencias previas que son negativas o traumáticas pueden llevar a actuar de manera evasiva. Si una persona ha sufrido reveses dolorosos o ha sido muy criticada y juzgada en el pasado, es posible que desarrolle miedo a volver a vivir situaciones parecidas. Por lo tanto, prefieren evitar la posibilidad de que ocurran eventos similares en el futuro.
- Baja autoestima: Las personas que tienen una percepción negativa de sí mismas tienden a evitar tareas o actividades que sienten que no son capaces de cumplir. Este sentimiento y autopercepción de incompetencia refuerza el ciclo de evitación y la evitación de estas actividades refuerza la falta de confianza en sus habilidades y en ellos mismos.
- Eternos exigentes: Cuando las expectativas provienen de demandas externas, ya sean laborales o sociales, pueden resultar abrumadoras, ya que la persona siente una presión constante a rendir y a cumplir con estándares muy altos. Esto puede resultar en una evitación como mecanismo de escape ante la incapacidad de satisfacer esas exigencias.
Consecuencias de la Evitación Patológica de la Demanda:
- Problemas en el ámbito laboral.
- Impacto en las relaciones sociales.
- Culpa y frustración.
- Deterioro de la salud mental.
- Pérdida de oportunidades personales.
Estrategias para superar la evitación patológica:
A cA continuación, se presentan tácticas breves y eficaces que pueden contribuir a encarar las responsabilidades y solucionar este problema:
- Reconocimiento del problema
Reconocer que existe un problema de evitación es el primer paso. Es fundamental identificar las áreas específicas donde se eluden responsabilidades y pensar acerca de los comportamientos relacionados. Además, mantener un diario puede resultar útil para registrar circunstancias de evitación y los elementos que las provocan, lo cual facilita una mejor comprensión del patrón de comportamiento.
- Dividir las tareas en pasos pequeños
Una estrategia efectiva puede ser dividir tareas grandes en pasos más pequeños y manejables. Esta técnica permite que las tareas se vean más factibles y menos agobiantes. Cada pequeño progreso genera la sensación de haber tenido éxito, lo que a su vez fomenta el deseo de continuar.
- Enfrentar el miedo gradualmente
La evitación a menudo surge del miedo al fracaso. Una estrategia efectiva es exponerse a las situaciones que provocan miedo de manera gradual. Comenzar en entornos seguros y avanzar poco a poco hacia situaciones más desafiantes permite desensibilizarse ante la ansiedad. Por ejemplo, si se tiene miedo a hablar en público, comenzar por practicar con un grupo pequeño de amigos puede ser un buen inicio.
- Practicar la autocompasión
La autocrítica excesiva puede alimentar la evitación. Practicar la autocompasión es esencial para reducir la presión emocional. Por ello, practicar la autocompasión resulta fundamental. La presión emocional puede disminuir si se reconoce que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y se evita juzgarse con severidad. Es fundamental que uno mismo se trate con comprensión y amabilidad para promover una perspectiva más optimista en las tareas.
- Usar técnicas de gestión del tiempo:
La implementación de técnicas para gestionar el tiempo puede ser muy beneficioso para luchar contra la procrastinación. La técnica Pomodoro, que se basa en trabajar durante bloques de 25 minutos y hacer cortos descansos, es un método que posibilita mantener la productividad y la concentración. Asimismo, la organización de las tareas en listas priorizadas hace más fácil su realización y disminuye el sentimiento de estar abrumado.
- Terapia Cognitivo-Conductual (TCC):
La terapia de la conducta cognitiva es una alternativa importante para tratar la evitación patológica. Esta terapia posibilita el reconocimiento y la modificación de pensamientos negativos que fomentan la evitación. Un terapeuta competente puede brindar asistencia para aprender habilidades y estrategias que ayuden a encarar las exigencias de forma más eficaz y constructiva. Asimismo, una parte de esta terapia incluye la exposición progresiva; esto es exponerse poco a poco a las situaciones que se evitan, empezando por aquellas menos amenazantes y pasando posteriormente a las más difíciles.
- Mindfulness y Técnicas de relajación
La práctica de mindfulness y otras técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda, pueden ser de gran ayuda para reducir la ansiedad asociada con la evitación. Estas prácticas posibilitan relajar el cuerpo y la mente, lo que favorece una actitud más positiva frente a las tareas por hacer. La administración del estrés puede experimentar un cambio notable si se consagra tiempo todos los días a la meditación.
La evitación patológica a la demanda se puede superar, y el primer paso para lograrlo es identificar el problema. Cada progreso, sin importar cuán pequeño sea, es importante y ayuda a construir confianza. Es posible transformar la relación con las responsabilidades por medio del esfuerzo y la dedicación, lo cual posibilita el acceso a nuevas oportunidades y el desarrollo personal. Hay resiliencia en todos nosotros, y es factible el camino hacia una vida más plena y sin miedo.