¿Qué es el trastorno delirante?
El trastorno delirante es un trastorno recogido en la categoría de trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
El trastorno delirante es un trastorno psicótico caracterizado por la presencia de una o más ideas delirantes sin que se produzca otra patología significativa (DSM-V). Estas ideas delirantes deben estar presentes como mínimo un mes y no deben ser consecuencia directa del consumo de sustancias u otra enfermedad médica.
Las personas que tienen trastornos delirante están convencidas de cosas que no son ciertas o improbables de que ocurran. Por ejemplo, una idea delirante sería, creer que les persigue un extraterrestre.
Un aspecto importante en este trastorno es, la ausencia de conciencia, es decir, el sujeto no es consciente de que sufre un trastorno mental.
¿Cuáles son sus síntomas?
Por lo general, las personas que padecen este trastorno presentan síntomas durante horas o varios días. Los signos pueden empeorar durante la noche y fluctúan durante el día.
Los primeros síntomas observados, pueden ser sentimientos de sentirse utilizado o explotado, ya sea por parte de los amigos o de su entorno más cercano. Además, sienten desconfianza y tienen cierto rencor hacia sus seres queridos.
Los síntomas principales son; la reducción de la consciencia respecto al entorno en el que nos encontramos. Como por ejemplo, distraerse fácilmente por aspectos que no son importantes en ese momento, incapacidad para concentrarse en un tema, etc.
Generalmente, existe un factor ambiental que favorece el desarrollo de ideas delirantes.
Respecto a los síntomas cognitivos, presentan habilidades de pensamiento deficientes. Esto puede presentarse como memoria deficiente, desorientación, dificultad para hablar o recordar palabras, dificultad para leer o escribir y problemas para comprender el habla.
Las personas con trastorno delirante también presentan cambios en el comportamiento. Estos pueden incluir lo siguiente: alucinaciones, inquietud, agitación, emitir sonidos, alteración del sueño, movimientos lentos o aletargados, estar quieto o retraído especialmente en adultos mayores.
Además, las personas que padecen este trastorno tienen perturbaciones emocionales. Por ejemplo, ansiedad, miedo, depresión, apatía, cambios en la personalidad, euforia, cambios de humor rápidos, irritabilidad, entre otros.
¿Cuáles son sus subtipos?
Según el DSM-V, el trastorno delirante tiene diferentes variantes en función de las características que presente la persona. Este trastorno presenta varios subtipos:
En primer lugar, el erotomaníaco, se caracteriza porque los pacientes creen que hay otra persona que los ama. Es habitual que se esfuercen por contactar con el objeto de su idea delirante a través del control, el acecho, llamadas telefónicas, entre otras.
En segundo lugar, la grandiosidad, los pacientes creen que tienen un gran talento o que han descubierto algo importante. Estas ideas suelen asociarse con contenido religioso.
En tercer lugar, el celotípico, los pacientes que su cónyuge o su amante son infieles. Esta creencia se basa en deducciones incorrectas apoyadas por evidencias dudosas. Este perfil suele recurrir a la agresión física.
En cuarto lugar, el persecutorio, los pacientes piensan que son los protagonistas de una situación, piensan que son engañados, envenenados, vigilados o drogados. Hay intentos de acudir a los tribunales y a otros organismos gubernamentales, puesto que quieren obtener justicia.
En quinto lugar, el somático, la idea delirante se relaciona con las funciones o sensaciones corporales del propio paciente. Por ejemplo, el paciente cree que tiene una deformidad física, o piensa que tiene parásitos en su cuerpo.
Por último, el mixto, cuando hay varias ideas delirantes pero no hay ninguna que sobresalga sobre otra.
¿Cómo identificarlo?
Según los criterios del DSM-5, el trastorno delirante lo podemos identificar de la siguiente manera; la presencia de una o más ideas delirantes debe persistir durante un mes o más. Si el paciente presenta alucinaciones y están relacionadas con el tema delirante. Nunca se ha cumplido la presencia de una o más ideas delirantes durante un mes o más para el trastorno de la esquizofrenia. Un comportamiento no obviamente extraño o raro a excepción de los que atañen al delirio del paciente. Si ocurriesen episodios maníacos o depresivos, estos han sido de menor duración en relación con los períodos delirantes. El trastorno no es debido a un trastorno por sustancias o a una enfermedad y no se puede calificar como un trastorno obsesivo compulsivo.
Además, podemos identificarlo de forma previa con los síntomas y las características que hemos explicado anteriormente.
¿Cómo tratar el trastorno delirante?
Los tratamientos empleados en este trastorno tienen como meta aliviar sus síntomas, reduciéndolos y haciendo que la otra persona pueda pensar con más claridad.
Un aspecto fundamental en el tratamiento es alcanzar una buena relación terapéutica con el paciente para que confíe y pueda avanzar de manera progresiva. Para ello, debemos aceptar aquello que la persona nos cuente, pero siendo conscientes de que son creencias.
El tratamiento que se puede utilizar para este trastorno, se puede basar en las siguientes líneas de intervención:
La Terapia Cognitiva Conductual, con ella se trabaja la modificación de las creencias delirantes y sus consecuencias emocionales y conductuales.
La Exposición con imaginación, cuando las ideas delirantes van asociadas a una ansiedad elevada. La exposición a estos pensamientos de forma gradual, hace que disminuya la ansiedad y el paciente pueda enfrentarse de forma óptima a sus delirios.
El Encadenamiento de inferencias, con esta técnica se trabajan las creencias que tiene el paciente como si fuesen verdaderas. El terapeuta haría preguntas como “que pasaría”, “en que se traduciría”, “que supondría”. Las respuestas se van encadenando formando inferencias hasta que progresivamente, el paciente identifica algunas creencias disfuncionales básicas.
Otro tratamiento a destacar es, el tratamiento psicoeducativo para los familiares. El objetivo es reducir la culpabilidad, aumentar el conocimiento de la enfermedad y desarrollar procedimientos educativos para tener un mejor manejo del paciente.
Por último, cabe destacar, el entrenamiento en habilidades sociales para conseguir la integración social y la adaptación adecuada al entorno.
Además, existe tratamiento psicofarmacológico, los fármacos que han resultado ser más eficaces para el tratamiento de este trastorno son los antipsicóticos y los antidepresivos. Es importante que el tratamiento farmacológico esté acompañado del tratamiento psicológico para una mayor efectividad.
Ayuda psicológica en el Trastorno Delirante
Es difícil que las personas que presentan este trastorno busquen ayuda profesional por si solas, puesto que no son conscientes de ello. Por esto, es importante que si alguien de tu entorno puede cumplir lo mencionado anteriormente, contactes con nosotros. Todo ello, con el objetivo de poder intervenir y mejorar su bienestar mental.