Conseguir que el niño duerma solo en su habitación no es siempre fácil. Muchas veces por el hábito que adquieren los niños de dormir con sus padres desde muy pequeños, a veces por miedos, y otras por regresiones, hacen que la rutina del sueño cuando el niño duerme en su propio espacio sea complicada.
Métodos para que tus hijos duerman solos
Existen miles de métodos para enseñar a los niños a dormir solos. Desde el más conocido y controvertido como el método Estivill, hasta otros métodos más graduales para padres menos “disciplinados”, basados todos ellos en técnicas conductistas cuyo objetivo es que los niños aprendan a dormir solos en su habitación y usando estímulos negativos o de castigo (si llora, ignorarlo). Este tipo de métodos buscan la solución rápida y aparentemente más eficaz sin fijarse en los efectos negativos a corto o largo plazo que pueden ocasionar.
Otro método más efectivo es el de proporcionarles rutinas desde el cariño, la paciencia y el sentido común y basándose en estímulos positivos. Este método es de ‘cocinado’ más lento pero eficaz al cien por cien.
Cómo ayudar al niño a dormir en su habitación
Si el niño es de los que está acostumbrado a dormir con sus padres desde hace bastante tiempo, no basta con pedirle que se cambie de habitación.
– Se puede motivar al niño explicándole que durmiendo en su habitación tendrá más espacio y estará más a gusto. Este espacio será suyo y por eso podrá elegir cómo será.
– El niño podrá tener permiso para hacer en su cama lo que no tiene permitido en la de sus padres. Leer un rato dentro antes de apagar la luz, meter cualquier juguete, etc.
– Si el niño ya está preparado para usar el sistema de incentivos. Se usará una tabla en la que juntos pactareis el premio por realizar la conducta deseada.
Por otro lado, a partir de los 2 años es común que se produzcan regresiones en los niños. Las causas de estas regresiones pueden tener diferentes motivos: desde el nacimiento de un hermano hasta el miedo a dormir solos. Y es que a esta edad de 2 años son frecuentes las pesadillas debido a su imaginación y el miedo a la oscuridad. Estos factores intensifican el miedo a dormir solos. Para aliviar su malestar es recomendable:
– Dejar una luz indirecta para ver que sigue en su habitación. Es decir dejar la puerta entreabierta para que le dé la luz del pasillo, o dejar la persiana medio subida.
– Mantener la rutina de acostarle a la misma hora y haciendo siempre lo mismo. Por ejemplo, leerle un cuento.
– Si se despierta intranquilo, acompañarle hasta que se relaje.
Errores que se cometen al dormir al niño
A la hora de ayudar a dormir a los hijos solos hay que seguir siempre la misma rutina, en la que se puede incluir un beso o desearle buenas noches. Siempre ha de hacerse algo que esté a nuestra disposición y sea breve. Todo aquello que se haga para ayudar al niño a dormir no puede exceder lo imprescindible como por ejemplo, cogerlos en brazos para que se duerman, acostarse con ellos a dormir, etc.
Ya que se puede convertir en una dificultad con el paso del tiempo o si se dan circunstancias diferentes como una mudanza, que les cuiden otros familiares, etc. Además de este tipos de ayudas existen otro tipo de estrategias que solemos usar y que tienen resultados inmediatos pero implican desventajas en el futuro:
– Enfadarse porque se resiste a dormir solo y se comporta mal
Si lo haces el niño entiende que el padre o la madre no aguantará enfadado mucho rato y acabará cediendo.
– Darle argumentos de por qué debe dormir solo y no tener miedo a hacerlo
Si se hace el niño querrá siempre más.
– Ayudarle en cosas que puede hacer él mismo
No se debe hacer cosas que el niño puede hacer solo como ir al baño solo o levantarse a beber agua. Atender estas demandas implica que el niño obtiene la atención del adulto y puede aplazar el momento de dormir.
Si a los 7 años el niño sigue durmiendo con sus padres y no podemos remitir ese hábito lo recomendable es pedir ayuda y consultar con un especialista
Además, debemos tener en cuenta las dificultades que puede ocasionar en la pareja dejar que los niños duerman en la misma cama que sus padres, ya que cuando el menor duerme con sus padres de manera recurrente, no solo tenemos consecuencias en su desarrollo, sino que también podemos tenerlas en la pareja.
La pareja necesita su espacio y su intimidad. Dormir con ellos de vez en cuando es una experiencia positiva y contribuye a reforzar los vínculos afectivos. Sin embargo, cuando deja de ser algo esporádico para convertirse en una costumbre puede producir los efectos contrarios. Cuando los niños invaden el espacio de la pareja, se pierde intimidad para hablar de sus cosas, para emitir gestos de cariño y se pierde pasión. Además puede repercutir en la calidad del sueño de todos y la falta de descanso tiene consecuencias negativas para el bienestar. Puede ocurrir que aumenten los conflictos y las discusiones entre la pareja y que la hora de irse a dormir se convierta en una situación problemática, llena de tensiones.
Entre los 5 y los 7 años de edad, normalmente, con algunas pautas y con el tiempo el niño dormirá solo sin que esto suponga un problema para él. Hasta esa edad no debemos preocuparnos demasiado. Si a los 7 años sigue durmiendo con sus padres y no podemos remitir ese hábito lo recomendable es pedir ayuda y consultar con un especialista. También debemos prestar atención a los cambios bruscos en los hábitos del niño, por ejemplo, si de repente no puede dormir solo y antes sí lo hacía y este hecho va acompañado de otros cambios bruscos, pueden ser señales de algún tipo de problema o malestar y lo recomendable será de nuevo consultar con un especialista.
Cuánto deben dormir los niños?
Se recomienda que los niños duerman una media de 8 horas diarias. Es importante que los niños vayan temprano a dormir y tengan unas rutinas estructuradas. Tampoco es bueno que los niños duerman con la televisión encendida, de hecho, no es recomendable que tengan tele en su habitación. En cuánto a la luz, hay niños que necesitan dormir con la luz encendida. podemos ayudarlos con una lamparita que alumbre de forma tenue la habitación.