Trastornos de la Conducta Alimentaria

conducta alimentaria

El término “trastornos de la conducta alimentaria” se refiere, en general, a trastornos psicológicos que comportan graves anormalidades en el comportamiento de ingesta. Es decir, la base y fundamento de estos trastornos se halla en la alteración psicológica. Entre ellos, los más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. 

Son trastornos graves que afectan a las mujeres mucho más que a los hombres, y preferentemente a mujeres jóvenes y muy jóvenes. Además, son muchísimo más frecuentes en las sociedades desarrolladas, donde hay sobreabundancia de comida y en las que la cultura que predomina enfatiza la delgadez; de hecho, parece que, en la medida que aumenta el nivel de vida, crece de manera geométrica el número de las personas que presentan dichos trastornos o versiones menos graves pero también enfermizas. 

Suelen asociarse con psicopatología grave e interfieren en el funcionamiento normal de la vida social, de trabajo y de estudio. Pero no sólo existen dichos trastornos alimentarios. Hay otras muchas maneras de comportarse respecto a la comida y el peso, que son muy frecuentes en la población general, y que hasta hace poco no han recibido la atención debida.

Son las llamadas “preocupación por la comida, el peso y la imagen corporal”. Dentro de ellas podemos situar todos los comportamientos de preocupación por la comida (contar calorías, medir el contenido en grasa, etc.), por la silueta, las dietas estrictas, hacer atracones, uso y abuso de laxantes, pesarse muy a menudo y, en conjunto, sentirse desgraciada o desgraciado dentro de su piel y a causa de su apariencia y peso. Estos comportamientos pueden hallarse dentro de lo que consideramos la nomalidad en la sociedad occidental, pero también incluyen lo que se ha definido como “prácticas extremas de control de peso”. Es decir, provocarse el vómito, tomar píldoras adelgazantes, abusar de laxantes y/o diuréticos, ayunar durante 24 horas o más, hacer ejercicio extenuante, que son relativamente frecuentes en adolescentes americanos y que, aunque no cabe situarlos dentro de los trastornos alimentarios clásicos, sí resultan preocupantes y en absoluto saludables. 

Los trastornos de alimentación deben ser tratados en terapia. Según el DSM-5 los trastornos de la conducta alimentaria son:

Anorexia Nerviosa:

La anorexia nerviosa se define como un trastorno psiquiátrico con una disminución autoinducida de la ingesta de alimentos. Esta produce una pérdida deliberada de peso. El cuadro clínico característico asocia miedo intenso a engordar y una alteración del esquema corporal.

Bulimia Nerviosa:

La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios repetidos de ingesta excesiva y compulsiva de alimentos. Esto va asociado con una sensación de falta de control sobre dicha ingesta (atracones) y una preocupación exagerada por el peso corporal. Así la persona con bulimia desarrolla comportamientos “compensatorios” para evitar ganar peso.

Pica:

Ingestión persistente de sustancias no nutritivas y no alimentarias durante un período mínimo de 1 mes, que es suficientemente grave como para justificar atención clínica

Las sustancias que típicamente se suelen ingerir tienden a variar con la edad y con la disponibilidad y podrían ser papel, jabón, ropa, pelo, cuerdas, lana, tierra, tiza, polvos de talco, pintura, chicles, metales, cenizas, barro.

Se recomienda una edad mínima de dos años para el diagnóstico de pica, para poder excluir el hábito de llevarse objetos a la boca, propio del desarrollo normal de los niños, que pueden acabar ingiriendo. 

Trastorno de Rumiación:

La principal característica del trastorno de rumiación es la regurgitación repetida de alimentos, después de alimentarse o comer, durante un período mínimo de un mes.

La comida tragada previamente, que puede estar parcialmente digerida, sé devuelve a la boca. La comida se puede volver a masticar para después escupir de la boca o tragarse.

La pérdida de peso y la no consecución del peso esperado son características comunes en los niños con trastorno de rumiación.

Los adolescentes y los adultos pueden intentar disimular la regurgitación tapándose la boca con la mano o tosiendo. Algunos de ellos intentarán evitar comer con otras personas por el rechazo social que existe hacia dicho comportamiento.

Trastorno de Evitación/Restricción de la ingestión de la alimentos:

Trastorno de la conducta alimentaria y de la ingestión de alimentos (p.ej., falta de interés aparente por comer o alimentarse; evitación a causa de las características organolépticas de los alimentos; preocupación acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer) que se pone de manifiesto por el fracaso persistente para cumplir las adecuadas necesidades nutritivas y/o energéticas.

anorexia
atracón

Los diagnósticos de Rumiación, Anorexia, Bulimia y Atracones son excluyentes entre sí.
Se puede establecer un trastorno de pica en presencia de cualquier otro trastorno de la conducta alimentaria.

Señales de alarma de trastornos alimentarios

  • Pérdida significativa de peso en un período corto de tiempo.
  • Detención del crecimiento y del desarrollo en los niños.
  • Restricción voluntaria de la ingesta, saltarse comidas.
  • Desarrollo de rituales hacia la comida, con selección de alimentos.
  • Evitar comer acompañado.
  • Atracones, “desaparición” de alimentos de la despensa de casa.
  • Esconder comida.
  • Negación de estar hambriento.
  • Fluctuaciones en el estado de ánimo, irritabilidad, falta de tolerancia.
  • Ejercicio excesivo.
  • Miedo intenso a engordar.
  • Distorsión de la imagen corporal, global o parcial.
  •  Dificultad para comunicar sentimientos.
  • Disminución de la actividad social.
  • Maniobras de compensación ante “excesos” de comida.
  • No se siente bien consigo mismo si no está delgado, pero nunca está lo suficientemente delgado para sentirse bien.

Consecuencias de un trastorno alimentario

Las consecuencias del trastorno abarcan tanto el plano psicológico como el físico. En la esfera emocional son frecuentes los síntomas depresivos, la labilidad emocional, baja autoestima, inseguridad y aislamiento.

En la parte física encontramos cambios a nivel de piel y pelo, anemia, desnutrición con déficit de vitaminas y hidroelectrolitos (hipopotasemia, hipomagnesemia, hipofosfatemia), algunas de las cuales pueden llevar a arritmias y alteraciones en la contractilidad cardíaca. Pueden existir trastornos hormonales como disfunción sexual y ausencia del periodo menstrual. Si la desnutrición es severa, podemos encontrar alteraciones neurológicas y en la inmunidad celular con el subsiguiente riesgo de infecciones.

¿Qué hacer si sospechamos de un TCA?

Es importante realizar un diagnóstico y tratamiento precoces, ya que son enfermedades con alto riesgo de cronicidad y potencialmente mortales en algunos casos. El “esperar y ver” sólo conduce a correr riesgos innecesarios y a agravar la evolución del proceso. Además, existen asociaciones de ayuda  que pueden brindar apoyo a las familias.

El objetivo es disminuir el tiempo que transcurre desde que detectamos el TCA hasta que se establece el diagnóstico. Tres puntos clave para mejorar el pronóstico son: la existencia de un diagnóstico precoz, la implantación de un tratamiento adecuado y el contar con un dispositivo asistencial eficaz y multidisciplinar. Ante los primeros síntomas o señales de alarma, debe consultar a su médico.

¿Quién está en riesgo de sufrir trastornos de la conducta alimentaria?

En los últimos años se están produciendo cambios muy rápidos en los hábitos alimentarios. Hay un aumento significativo de las conductas y comportamientos alterados en relación con la comida y la alimentación. La sobrevaloración y preocupación excesiva por el peso, la insatisfacción con la propia imagen y los comportamientos dirigidos a adelgazar pueden ser el inicio de trastornos de la conducta alimentaria.

Clásicamente se han descrito varios grupos de riesgo (gimnastas, bailarinas, modelos, artistas, etc) de trastornos de la conducta alimentaria. Es un trastorno más frecuente en el sexo femenino, con una proporción de 10:1 con respecto a los varones.  También tiene mayor incidencia en edades comprendidas entre los 15-25 años. 

Suele producirse más en el medio urbano y en clases sociales medias-altas pero en los últimos años el problema se ha extendido a grupos más amplios de la población. Con los datos en la mano, el perfil típico no debe despistarnos, ya que cualquier persona podría estar en riesgo.

Nuevos diagnósticos:

→Vigorexia:

La vigorexia o dismorfia muscular, es un trastorno psicológico en el cual las personas desarrollan una obsesión o gran preocupación con su imagen corporal. La vigorexia se da en mayor porcentaje en hombres, aunque en mujeres también está presente. 

Este trastorno ha aumentado en los últimos años debido a la influencia y a la cultura de la idea del cuerpo perfecto. Con todo el movimiento de real food y vida fit muchas personas lo han llevado a un extremo, llegando a padecer este trastorno. 

Según el DSM-5 (Manual de Diagnóstico y Estadístico), la vigorexia es un trastorno dismórfico corporal en el cual, se genera una alteración de la percepción del cuerpo. Subestimamos nuestro cuerpo y pensamos que no estamos lo suficientemente en forma o fuertes, y por ello, se generan un tipo de acciones que nos resultan dañinas.

Este pensamiento llega a ser obsesivo en las personas y ello influye en su comportamiento y en su rutina diaria. 

Síntomas de la vigorexia

Si quieres poder reconocer si alguien de tu círculo padece este trastorno, o crees que podrías tenerlo tú, es importante conocer los síntomas que rodean a este TCA. Es la mejor manera de reconocer a una persona que esté pasando por esto.

Cabe destacar que no porque a una persona le encante ir al gimnasio padece de este trastorno. Hay más cosas involucradas.

Este trastorno psicológico se caracteriza por los siguientes síntomas: 

-Dietas restrictivas: se busca el consumo alto en proteínas y muy  bajo en grasas.

-Exceso de ejercicio: las personas que sufren este trastorno dedican muchas horas al día a realizar ejercicio físico. No pueden saltarse la rutina de hacer ejercicio porque si no sufren ansiedad y emociones muy aversivas. Este tipo de personas utilizan su tiempo libre y su tiempo de descanso para realizar ejercicio. 

-Percepción corporal distorsionada: un vigoréxico/a suele no gustarle su propio cuerpo y tiene una obsesión muy elevada por estar musculado/a. 

-Uso de esteroides u otras sustancias: las personas que padecen este trastorno hacen uso de productos como esteroides o sustancias. Este uso lo hacen con el objetivo de alcanzar su idealización corporal.

-Ansiedad por dejar de entrenar: llegan a sentir angustia cuando por motivos importantes no pueden ir a entrenar. Necesitan entrenar porque quieren ver sus cambios físicos de forma rápida. 

-Depresión y pensamientos suicidas: debido a la presión y angustia que supone ir a entrenar todos los días sin descanso. Ello puede conllevar una gran frustración, ansiedad y estrés puesto que no alcanzan el cuerpo que quieren tener. Cuando pasa esto, en algunos casos, tienen pensamientos suicidas. 

-Ocultan su cuerpo: algunas personas con vigorexia ocultan su cuerpo debido a que sienten rechazo por este. 

-Aislamiento social: su prioridad es realizar el ejercicio diario que tienen cada día marcado. Suelen tener tendencia a aislarse de los demás porque únicamente están centrados en su físico y descuidan el entorno. 

Muchos síntomas de la vigorexia pasan desapercibidos por el entorno de aquellos que lo padecen. A pesar de ello, este trastorno psicológico tiene muchas consecuencias físicas y mentales nocivas para aquellos que lo sufren. 

Causas de la vigorexia

La vigorexia es un trastorno que tiene profundas raíces culturales. En estos últimos años ha aumentado debido a los medios de comunicación que publicitan imágenes de personas atléticas y musculosas como ídolos a seguir. 

Actualmente se estima que los casos de vigorexia se dan en el  80% de los hombres y un 20% en mujeres. En cambio, no siempre se relaciona con el paradigma de belleza que hay establecido en la sociedad. Muchos problemas dismórficos suelen tener problemas de autoestima, cierta tendencia a la timidez y /o introversión. Además presentan rasgos perfeccionistas. 

En estos últimos años, gracias a varios estudios neuropsicológicos, también se ha apreciado que existen alteraciones bioquímicas a nivel cerebral. Se observa que los niveles de serotonina cambian. 

Consecuencias

Una persona vigoréxica pone su cuerpo al límite para lograr los objetivos que están fuera del alcance de lo “natural”. Llevar al cuerpo hasta esos límites tiene consecuencias negativas para el organismo. 

Estas consecuencias pueden ser:

Psicológicas: la vigorexia y sus síntomas, mencionados anteriormente, afectan en mayor parte a la mente de la persona. Genera baja autoestima, estrés, frustración y desencadena otros trastornos como la depresión o la ansiedad. 

Físicas: los vigoréxicos sufren una serie de consecuencias físicas debido a llevar a su cuerpo al límite como el consumo de esteroides. También debido al consumo de este tipo de productos encontramos consecuencias en: el aumento del colesterol, hipertrofia prostática, disfunción eréctil, entre otros. 

Socioculturales: el principal problema son las relaciones sociales, provocando el aislamiento de la persona. 

¿Cómo se trata la vigorexia?

Las personas que sufren vigorexia deben acudir a un profesional de la salud mental para abordar este trastorno psicológico. Aparte de esto, existen una serie de medidas de autocuidado que puedes aplicar para disminuir los efectos de los síntomas de la vigorexia. 

-Detener el consumo de complementos alimenticios. Los vigoréxicos suelen usar todos los complementos dietéticos posibles, por lo tanto, es vital, no utilizar esteroides ni otras sustancias con el mismo fin. Es importante que la persona elimine esta dependencia para seguir avanzando. 

-Limitar el ejercicio físico. Las personas con vigorexia suelen llevar su cuerpo al extremo con tal de lograr el cuerpo ideal de la imagen de un hombre musculado. 

-Eliminar la cuenta de calorías. Otra de las características de la vigorexia es contar constantemente las calorías ingeridas y gastadas en los ejercicios realizados durante el día a día. En estos casos, es importante evitar coger cualquier producto y mirar esos datos. 

-Identificar y abordar comportamientos relacionados con la vigorexia. Los vigoréxicos pueden compartir algunas características de la anorexia y de la bulimia en sus comportamientos. Entre estos, la supresión de la dieta, las purgas, atracones, entre otras. Muchas veces esconden su cuerpo, se comparan, se miran de forma obsesiva para ver los cambios. Por eso, es importante eliminar este tipo de comportamientos que sólo hacen reforzar la conducta no deseada. 

En estos casos es esencial contar con un profesional de la salud mental. Además es importante consultar a un médico y un nutricionista para poder seguir las pautas adecuadas a nivel físico. Las personas que sufren vigorexia no suelen pedir ayuda porque tienen una visión distorsionada de sí mismos. Con lo cual, es más difícil que se den cuenta por si solos. En estos casos es recomendable trabajar de forma combinada, es decir, con tratamiento psicológico y farmacológico. 

Trastornos de la conducta alimentaria

Todos conocemos lo que son los TCA: Anorexia, Bulimia, Trastorno por atracón, entre otros.

La vigorexia, o complejo de Adonis no siempre se trata de un TCA.

Que alguien sufra de vigorexia, o complejo de Adonis, no necesariamente significa que tenga un TCA. Puesto que la vigorexia en sí no es un TCA

¿Cuándo se considera la vigorexia un trastorno de la conducta alimentaria?

La vigorexia convierte en TCA cuando a raíz de este trastorno se empieza a cambiar la dieta de manera drástica, consumiendo anabolizantes e incluso llegar a depender de estos, comenzando así a ser un problema aún mayor.

→Ortorexia:

Se entiende por la obsesión por la comida saludable. En la ortorexia hay una alteración en la conducta alimentaria y, a diferencia con otros trastornos de conducta alimentaria, el problema gira en torno a la calidad de la comida, no de la cantidad.

Se entiende por ortorexia la obsesión patológica por la comida biológicamente pura, ecológica, sin transgénicos, pesticidas, etc. Las víctimas de esta enfermedad sufren una preocupación excesiva por la comida sana, convirtiéndose en el principal objetivo de su vida. Podríamos decir que es un comportamiento obsesivo-compulsivo caracterizado por la preocupación sobre qué comer y la transferencia de los principales valores de la vida hacia el acto de comer, el cual hace que los afectados tengan «un menú en lugar de una vida»

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Anorexia
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Hambre emocional